sábado, 25 de febrero de 2012

Toma tus propias decisiones

Cualquier camino que elijas siempre será el correcto, siempre y cuando sea el camino que tú hayas elegido.

Prácticamente todo el mundo hemos delegado alguna vez en otros la responsabilidad de tomar decisiones que sólo deberían correspondernos a nosotros mismos, desde cosas realmente triviales como por ejemplo “¿Qué pantalón me compro? hasta decisiones realmente complejas como pueden ser, “¿Dejo mi trabajo o no lo hago?” o “¿Me divorcio o sigo con él/ella?”… Resulta realmente increíble, como cuando esto sucede, la gran mayoría de las personas prácticamente siempre son capaces, desde la mejor de las intenciones, de ofrecer una solución… sin embargo, nunca debemos olvidar que esta respuesta siempre es SU solución, desde SU visión del mundo, basada en SU experiencia, en SUS valores, SUS conocimientos, etc. la cual, con mayor frecuencia de la que deberíamos, adoptamos como propia, e incluso nos autoconvencemos y justificamos a posteriori de maneras completamente inverosímiles.

Para mucha gente esto es un verdadero hábito… viven permanentemente evitando la responsabilidad de tomar sus propias decisiones, convirtiendo su vida en un mero reflejo de lo que otros, durante años han pensado que era lo mejor para ellos. Se convierten en simples actores que interpretan el guion de su propia existencia, mientras continuamente es escrito por otros.

Parece ser que existe una tendencia natural en las personas a acobardarse y retroceder ante la responsabilidad, y mucho más en lo que a su propia vida se refiere… resulta mucho más cómodo poner esta carga sobre los hombros de los demás, de esta manera, nos aseguramos de que siempre habrá alguien a quien culpar cuando las cosas no salen como nosotros esperamos. Se nos olvida por completo o no nos interesa admitir, quizás por conveniencia, que todo lo que hacemos en la vida, en última instancia no deja de ser una elección propia, y creo que la mayoría de nosotros, en el fondo y aunque no nos guste asumirlo, lo sabemos. Incluso decidir aceptar las opciones que otros nos ofrecen como buenas es una elección que empieza y termina en nosotros mismos, al igual que afrontar las consecuencias derivadas de la aplicación de las mismas.

Debemos de ser conscientes de que nunca podremos escapar a la obligación de elegir, es una condición inherente al ser humano, a su libre albedrio. La vida es una cuestión de opciones donde realmente nunca existen garantías de haber escogido la opción correcta hasta que no ha sido elegida y sus consecuencias valoradas en retrospectiva. Vivimos hacia adelante pero aprendemos hacia atrás… he ahí una de las grandes ironías de nuestra existencia.

En el fondo, lo único que verdaderamente nos pertenece es la capacidad de poder elegir, de escoger las decisiones que tomamos, y esto es una capacidad extremadamente valiosa como para permitir que otros la usen por nosotros.