domingo, 25 de junio de 2017

Desconfio de las personas a las que no les gustan los perros, pero confio en el perro cuando no le gusta una persona...

jueves, 22 de junio de 2017

Mantener despierta la capacidad sensorial que se desarrolla en circunstancias extremas con el fin de saber reconocer enseguida cuándo algún punto de la normalidad comienza a tender hacia el extremo.

BUSCA

Volví a la ciudad
donde fui niño
y adolescente y un viejo de treinta años.
La ciudad me recibió con indiferencia,
los megáfonos de sus calles murmuraban:
¿no ves que el fuego todavía arde?,
¿no oyes el estrépito de las llamas?
Vete.
Busca en otro lugar.
Busca.
Busca la verdadera patria.

Adam Zagajewski

viernes, 16 de junio de 2017

Erróneos e incorrectos - Carlos Salem

Te dirán que los poemas no pagan la hipoteca,
Que pintar los caminos de tu pena no lleva a ningún lado.
Que los recuerdos del vino no son sólidos.
Que pastar sin la manada es provocar la codicia del lobo.
Que el tiempo es un juez insobornable.
Que la revolución empieza por comprar muebles de Ikea.
Que un colchón en el suelo queda lejos del Nirvana.
Que es mejor un buen curriculum que una biografía.
Que las chicas malas van al cielo si un santo las recomienda.
Que la vida es un negocio que exige garantías.
Que la paz es solo la capital de Bolivia y la justicia una gallina ciega.
Que agachar la cabeza sirve para ver los pozos que te esperan.
Que no siempre serás joven y es mejor vender a tiempo.
Que estás equivocada o loca.
Que yo no te convengo.

Tendrán razón y tú lo sabes.

Como sabes también que la razón

nunca lloró de felicidad tras el orgasmo

o de premonición con un verso de Gonzalez

ni paseó sin bragas por una calle transitada

o voló aferrada a los barrotes de una ventana.

No se sintió de cristal pero irrompible

no saltó al vacío con los ojos bien abiertos

ni fue vestida con pétalos de rosa

por dentro

y para siempre.

Por eso

porque lo sabes

pero vienes

es que vamos

erróneos y e incorrectos.

Y por eso

es que contra reglamentos y manuales

te quiero.

Carlos Salem

jueves, 8 de junio de 2017



FRENTE AL ESPEJO

Yo, que comí la cáscara
por no merecer la pulpa.
Yo, que le creí a la culpa
y me escondí tras su máscara.


Yo, que me abofeteé y me dije
los más obscenos insultos,
que me negué a darme indultos
condenándome a estar triste.

Yo, que suicidé a mi anhelo
para lograr ser querido.
Yo, que me enemisté conmigo,
truncando todos mis vuelos

Yo, que me escupí en la cara,
abusador de mí mismo.
Yo, que complací al cinismo,
sobornando a quien me amara.

Yo: exigente y despiadado,
con nadie como conmigo.
Yo: mi más cruento enemigo,
mi juez y mi sentenciado...

...me levanté esta mañana
cansado de no quererme,
de apagarme, oscurecerme
(que mi luz no encandilara).

Vi en el espejo mis ojos
mirándome en mi mirada,
tantas veces empañada
por mirarme con enojo...

Y me di ternura... Y vi,
en ese rostro cansado
que me observaba extrañado,
lo bello de lo que fui:

me vi ante los que han sufrido
amparando el desamparo.
Me vi veraz. Me vi honrado.
Me vi noble. Me vi erguido.

Me vi alentando lo Hermoso.
Me vi reparando heridas.
Con mi sangre agradecida
me supe ingenuo y gozoso.

Me vi venciendo al Abismo
sin mancha ni cicatriz...
y quise hacerme feliz
honrando que soy yo mismo.

Que soy franco, solidario.
Que soy leal y confiable,
y que cuando envainé mi sable
aposté a lo humanitario.

Sin autocompasión malsana,
fui piadoso ante mi pena,
y levanté mi condena...
como el que, amando, se ama.

Aprecié que, pese a todo,
pese al error y al acierto,
siempre elegí estar despierto,
sin sumergirme en el lodo.

Y mirando mi mirada
me pedí perdón, llorando.
Y, de mirarme mirando,
Amé a ése a quien miraba.

Quiero empezar a regarme,
fiel labriego de mí mismo,
porque no es egocentrismo
abrir mi Esencia y mostrarme.

Vine a Ser. Y eso decido:
dispongo abrirme a la Vida.
¡Ya basta de tanta herida,
siendo heridor... y el herido!

Declaro, en el día de hoy,
no una tregua: una Amistad.
Asumo la potestad
de respetar a quien soy.

Por todo lo que no fui,
y por lo que hice posible,
así: imperfecto y querible,
decido creer en mí.

Virginia Gawel