miércoles, 20 de abril de 2016
viernes, 15 de abril de 2016
lunes, 11 de abril de 2016
TODO PUEDE CAMBIAR (II)
Decidieron soltar la mano a los que fueron, tiraron su vieja vida por la ventana y se pusieron a caminar en dirección a los que son cuando ningún enfado ni ninguna mala mueca ni ningún miedo los aleja de lo que sienten. Se olvidaron los ajustes de cuentas mutuos y juntos le ajustaron las cuentas al presente dándose todo lo que a veces se negaban, acercándose el uno al otro sin tanques ni trincheras. Se contaron los temores mutuos, se quitaron los disfraces, se bajaron del autobús de la apariencia y mostraron sus debilidades, sus anhelos, sus ganas mutuas de convertir sus vidas en un tren de largo recorrido para dos, en un paisaje en compañía.
Y se bajaron. En primer lugar de sus cabezas,después de las historias que un día oyeron sobre las líneas que deben pisar los amores convencionales. Se bajaron de las palabras de todos aquellos que afirman esquetodossoniguales, esquetodassoniguales. Porque se supieron únicos cuando entendieron que el amor solo tiende puentes cuando dos no se hablan con la cabeza sino con el corazón, cuando juzgar se convierte solo en una palabra de seis letras que cae por el desagüe. Así se bajaron de sus rencores, de los que sentían hacia todos aquellos que un día les fallaron. Y en sus paladares, como una aspirina de vocales y consonantes se fueron disolviendo todas las palabras que un día fueron creadas para huir del entendimiento, todas las líneas de soldados, todos los sábados con forma de derrumbe, todos los pasados que acababan en disputa.
Así lo consiguieron.
Ambos saben que esta pureza no es eterna, que de vez en cuando habrá que renovarla,para subir un escalón más, hacia un nuevo y mayor entendimiento, que habrán nuevas caídas pero serán breves si toman esa patria mutua llamada amor como punto de partida. Ambos lo saben y así lo harán. Harán lo que haga falta para llegar a un nuevo puerto juntos, siendo más grandes. No puede ser de otro modo cuando dos se aman.
MARWAN
viernes, 8 de abril de 2016
martes, 5 de abril de 2016
Desde el primer momento no ha habido nada malo en ti. No naciste en pecado. Tu destino nunca fue enredarte en todo ese montón de basura espiritual. Nunca hubo nada fundamental que le hiciera falta a tu vida. Tan sólo lo imaginaste. Algunos trataron de convencerte que no eras lo suficientemente bueno. En tu inocencia y sin las pruebas evidentes de lo contrario te lo creíste. Así que invertiste todos esos años tratando de arreglarte, purificarte y perfeccionarte. Fuiste tras el poder, la riqueza, la fama e incluso la iluminación con el fin de probar tu valía como un "yo". Te comparaste con otras versiones de "ti" y siempre te sentiste inferior o superior y todo se volvió tan cansado tratando de llegar a esas inalcanzables metas, tratando de vivir a la altura de una imagen en la que ni siquiera creías honestamente anhelando un profundo descanso para ti.
Pero, siempre fuiste perfecto, ¿ves?... desde un principio. Perfecto en tu completa imperfección. Tus imperfecciones, tus manías, tus defectos, tus locuras, tu único e irremplazable sabor es lo que te ha hecho tan adorable, tan humano, tan real, tan abierto a cualquier interacción. Aún en tu imperfección, siempre fuiste la perfecta expresión de vida, el amado hijo del universo, la obra de arte más completa, única en el mundo y merecedora de todas las riquezas de la vida.
Nunca se trató de ser un perfecto "yo". Siempre se trató de ser perfectamente Aquí, perfectamente tú, en toda tu divina extrañeza.
"Olvida esa oferta de perfección ", así canta Leonard Cohen. "Siempre hay una grieta en todo. Así es como penetra la luz."
Jeff Foster
(Traducido por Tarsila Murguía)