martes, 24 de enero de 2012

"Los hombres, que pierden la salud para juntar dinero y luego pierden el dinero para recuperar la salud y, que por pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente de tal forma, que acaban por no vivir ni el presente ni el futuro.
Viven como si nunca fuesen a morir,y mueren como si nunca hubiesen vivido....".

sábado, 7 de enero de 2012

Cuando me amé de verdad.

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.

Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.

Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!

No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Charles Chaplin

La felicidad no esta afuera.

Existe un código recurrente en que en determinado momento de nuestro paso por el planeta queremos literalmente, cambiar de vida. La sensación de vacio existencial nos lleva con buen tino a intuir que el camino que ya venía angosto, termina por cerrarse frente a alguna roca gigantesca solo comparables a las que venimos cargando en una mochila que nos sepulta. Se impone el cambio, ¿cambio de que?

De todo lo que aparentemente nos hace infelices o frustrados, cambiar de pareja, cambiar de trabajo, cambiar de ciudad, cambiar el cuerpo, cambiar al culpable de nuestra insatisfacción. Seguimos pensando que las personas o los hechos son los culpables de nuestra infelicidad. Algunos logran cambiar esos parámetros externos, pero se dan cuenta muy pronto que los reemplazos son solo muletillas ocasionales de las cuales nos seguimos aferrando en una vana esperanza de que estos elementos nuevos nos lleven a buen puerto.

“Nada ni nadie nunca va a llenar tu vida o hacerte feliz más allá del rato en que tu mente se empeñe a creerlo de ese modo. Cuando el engaño resulte aparente, el mismo estado de infelicidad va a volver. Nada ni nadie les bastará mientras no encuentren y vivan la verdad de lo que ustedes son. Nadie va a llenarles sus vidas hasta que ustedes no lleguen a su más honda verdad. Sólo ustedes podrán completarse a ustedes mismos”.

Es de una facilidad burda cambiar de lugares y personas, en cambio la simpleza profunda, depuradora, desafiante, de verdadero crecimiento , es abandonar las cargas del pasado que resuenan letales a diario enfermando emociones y cuerpos, y los anhelos y expectativas de que un futuro irreal nos compense el sufrimiento vivido con eventuales logros, amores y paraísos.

Una y mil veces debemos decirnos que el pasado ya pasó y el futuro no existe. Nunca existe es un espacio completamente irreal en los confines de una mente que necesita escapar a la responsabilidad de crecer, cambiar y saber en el único momento en que puede hacerlo: YA MISMO. El cambio de vida que todos queremos en uno o varios momentos sólo puede suceder YA sin que nadie venga o se vaya, sólo llegando nosotros mismos a nuestra propia verdad.

Una buena accion recorre el mundo para volver a vos.

jueves, 5 de enero de 2012

Los 4 acuerdos toltecas

1. No supongas.

* No des nada por supuesto.
* Si tienes duda, aclárala.
* Si sospechas, pregunta.
* Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan
tu alma y que NO TIENEN FUNDAMENTO.

2.- Honra tus palabras.

* Lo que sale de tu boca es lo que eres tú.
* Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; si no te honras a ti mismo, no te amas.
* Honrar tus palabras es honrarte a ti mismo, es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces.
* Eres auténtico y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.

3. Haz siempre lo mejor que puedas.

* Si siempre haces lo mejor que puedes, nunca podrás recriminarte nada o arrepentirte de nada

4.- No te tomes NADA personal.

* Ni la peor ofensa.
* Ni el peor desaire.
* Ni la más grave herida.
* Quien te ofende tiene un veneno que descarga contra ti, por no saber cómo deshacerse de él.
* En la medida que alguien te quiere lastimar, en esa medida ese alguien se lastima a sí mismo. Pero el problema es de Él y no tuyo.

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Según la tradición Tolteca, poniendo en práctica estos 4 acuerdos “tu vida puede cambiar, siempre y cuando seas impecable con ello”.

Alejandro Filio - Olvidaba decirte

¿SABÉS CUAL ES TU MISIÓN EN ESTA VIDA?

Había una vez un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol que estaba profundamente triste.

Tenia un problema: “No sabia quien era, ni que tenia que hacer.”
El manzano le decía que era muy fácil hacer sabrosas manzanas. “¿Por que no lo intentas?”
No lo escuches, le decía el rosal. Es mejor tener rosas. ¿No ves que bellas son?”
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez mas frustrado.
Un día llego al jardín un búho, la mas sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamo:

-No te preocupes, tu problema no es grave, muchos seres sobre la tierra lo tienen. Yo te mostrare una nueva posibilidad:

- “No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas… Busca ser tu mismo, conociéndote y escuchando tu voz interior, ella te dirá cual es tu vocación, tu misión en esta vida.”
Y dicho esto, el búho desapareció.
-¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…? ¿Vocación…? ¿Misión….?

Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió…Y cerrando sus ojos y sus oídos, pudo abrir su corazón, y escuchar una voz interna diciéndole:
“Tu jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje…Esa es tu vocación..Es para lo que has nacido “Descubre como manifestarla”.
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de si mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto creció y fue admirado y respetado por todos. Y solo entonces el jardín fue completamente feliz.

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“Solo en la profundidad del silencio, la voz de Dios puede ser oída”

¿QUÉ COSAS TE TIENEN PRISIONERO?

Dunichand era un mercader muy rico, orgulloso de sus riquezas y posesiones. Por cada negocio exitoso que realizaba hacía colocar una bandera en su techo. Varias banderas ondeaban en el techo de su casa, proclamando su fortuna al mundo. Un día su Gurú le dijo:

-Hermano ¿me harías un favor?

-Por supuesto Maestro ¿qué no haría yo por ti? dijo Dunichand con gran reverencia- ordena y tu sirviente te obedecerá.

El Gurú le dijo:

-Te doy esta aguja. Todo lo que pido de ti es que la guardes en un lugar seguro, y que me la devuelvas cuando nos encontremos otra vez en el próximo mundo.

-Será mi privilegio así hacerlo-dijo Dunichand.

Llevó la aguja a su esposa:

-El gran Gurú me ha encargado guardar esta aguja con seguridad y devolvérsela a él cuando nos encontremos en el próximo mundo- le dijo a ella.

Dunichand no se percató de las implicancias de la tarea que le encomendó el Gran Gurú.

Pero su mujer le dijo:

-¿Qué te pasó? como puedes tomar esta aguja y devolvérsela al Gurú cuando te encuentres con él en el próximo mundo? ¿Como puedes llevar esta aguja contigo?

Cuando esta comprensión le golpeo a Dunichand, exclamó:

-Es cierto ¿cómo puedo llevar esta aguja? ¡No puedo llevar nada! inclusive mis manos y mi cuerpo serán dejados atrás! ¿Cómo puedo llevar esta aguja conmigo?

Inmediatamente regresó a ver al Gurú y le dijo:

-Maestro este trabajo que me pediste que hiciera es humanamente imposible. ¿Cómo puedo hacer?¿cómo puedo llevar esta aguja conmigo y dártela en el próximo mundo?

Entonces el Gurú le dio una mirada que le penetró el corazón y dijo:

-Si no puedes llevar contigo ni siquiera una pequeña aguja ¿de qué te valen tantos millones?

Dunichand aprendió una lección de más valor que todas sus riquezas.

UN CUENTO PARA VENCER OBSTACULOS

Un hombre encontró el capullo de una mariposa. Un día, apareció en él una pequeña abertura, entonces se sentó y observó durante varias horas cómo la mariposa luchaba, esforzándose para poder pasar a través de ese agujerito.

Luego, le pareció que la mariposa ya no progresaba; era como si hubiera llegado al límite de sus posibilidades y no pudiera seguir avanzando. Es por eso que decidió ayudarla: tomó una tijera y cortó el pedacito restante del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas y arrugadas. El hombre siguió observándola, esperando que en cualquier momento las alas pudieran agrandarse y expandirse para poder soportar el cuerpo que, a su debido tiempo, se contraería. Nada de eso sucedió. De hecho, la mariposa pasó el resto de su corta vida arrastrándose con el cuerpo hinchado y las alas encogidas. Nunca pudo llegar a volar.

Lo que el hombre no comprendió, en su bondad y apuro, es que el obstáculo del capullo y la lucha necesaria para que la mariposa pudiera pasar por la diminuta abertura era el modo en que Dios obligaba a que el fluido del cuerpo de la mariposa llegara a sus alas para que estuviera en condiciones de volar una vez que se liberara del capullo.

Algunas veces, las luchas y dificultades son exactamente lo que necesitamos en nuestras vidas. Si Dios permitiera que pasáramos por la vida sin enfrentar obstáculos, nos volveríamos inválidos.

lunes, 2 de enero de 2012

CONGESTIÓN de PENSAMIENTOS

Nuestro día a día transcurre entre múltiples acciones y un innumerable tráfico de pensamientos ya que nunca paramos de pensar, eso es clarísimo para todos. Si bien estamos habituados a esta situación automática de la mente ocupada permanentemente, existe la opción de entrenarnos para tomar distancia de nuestros propios pensamientos.

Si creemos que cada uno de los pensamientos que “nos vienen” son importantes les vamos a prestar atención a todos y en poco tiempo nos sentiremos estresados, poseídos por ellos y “locos” de tanto pensar y pensar. Pero no es así: los pensamientos que “bajan de nuestra mente son automáticos” y no son todos importantes lo cual significa que tenemos la opción de elegir pensarlos ó no.

Un pensamiento no es más que una experiencia que ya pasó ó que puede venir, pero solo es una idea con una carga emocional a quien le podemos dar o no nuestra presencia. Si le damos atención crecerá y si no nos enfocamos en él, haremos que disminuya su importancia. Un pensamiento-emoción no puede derribarnos a menos que lo permitamos, dándole lugar, hablando ó pensando eso.


Preguntas para darnos cuenta:


•¿Estás pensando en algo que no te agrada o que te hace sentir mal, y continuás pensándolo?
•Te sentís tranquilo y de repente un pensamiento nocivo “te toma” y no podés evitar pensarlo y pensarlo?
•¿En qué estás pensando ahora? ¿Sos consciente de que estás pensando cualquier cosa que tu mente te impone?
•¿Podrías pensar en aquello que estás haciendo “ahora”, en este momento, siendo vos quien elija donde poner “la cabeza”?
•¿Te diste cuenta que además de pensar en algo también sentís ese “algo” que estás pensando?




Los pensamientos pesan si les damos nuestra energía pensándolos, de lo contrario se diluyen, se van, se desdibujan, se alivianan y desaparecen. Un pensamiento es como un pequeño punto en el horizonte que se puede transformar en una “gigante bola” que puede llegar a aplastarnos en pocos minutos si lo miramos fijo llamándolo para que se nos acerque: -se acerca, se mete en tu vida y te aplasta sin más.

Pero así también un pensamiento puede verse lejano y separado de nosotros cuando lo “mantenemos a raya”. Para esto podemos utilizar nuestro semáforo interior, rojo para decirles: “Te estoy viendo, sé que estás ahí pero NO te presto mi atención”, Verde para optar: “Pienso únicamente en lo que estoy haciendo en ESTE MOMENTO. Pensar en “este momento” es dejar el pasado atrás, ya que así no estaremos pensando los pensamientos automáticos y por ende “viejos”.

Siempre tenemos la posibilidad de elegir qué hacer con ellos, si someternos a sus congestionadas autopistas ó utilizar nuestra capacidad de discernimiento. ¿Rojo ó verde?