martes, 25 de octubre de 2011

Moraleja

Psiconeuroinmunobiología

El efecto de las palabras no dichas…

Entrevista al Dr. MARIO ALONSO PUIG. cirujano

Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid.
Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico.
Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa).

ENTRENAR

Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia:
Son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.

"Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando". Hay que entrenar esa mente.

-Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?

-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
-¿Psiconeuroinmunobiología?

-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

-¿De qué se trata?

-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

-¿Qué tipo de cambios?

-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

-¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?

-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

-¿Cambiar la mente a través del cuerpo?

-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente -no más razonable- llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.

-¿Dice que no hay que ser razonable?

-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por qué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

-Exagera.

-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

-Más recursos...

-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.

-¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?

-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

-¿Seguro que no exagera?

-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

-¿Hablamos de filosofía o de ciencia?

-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.

-¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?

-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite:
La percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.

-¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

-El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.

-La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.

-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.

-Déme alguna pista.

-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.

-Ver lo que hay y aceptarlo.

-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste, persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

"SEAMOS EL CAMBIO QUE QUEREMOS VER EN EL MUNDO"
M. Gandhi

martes, 11 de octubre de 2011

RESPONSABILIDAD

Culturalmente aprendimos a igualar la “responsabilidad” con la “culpabilidad”, por eso comúnmente hablamos de ser responsables de algo como sinónimo de culpable de.

La propuesta es corrernos de esta definición de responsabilidad y adoptar desde el espacio propuesto por el Coaching Ontológico, una definición de responsabilidad como habilidad para responder.

“Examinemos la palabra ‘responsabilidad’ en la cual encontramos alusiones a las palabras ‘responder’ y ‘habilidad’: habilidad para elegir la respuesta. Las personas responsables no dicen que su conducta es la consecuencia de las condiciones, el condicionamiento o las circunstancias. Su conducta es un producto de su propia elección consciente; se basa en valores, y no es producto de las condiciones exteriores.

Todo comportamiento se origina en la conciencia del ser humano. Lo que ocurre fuera de esa conciencia no induce a la acción, simplemente la influye. Uno elige hacer lo que hace como respuesta a la situación que percibe, elige actuar de la manera como lo hace, porque le parece que es la mejor manera posible (dadas las circunstancias) para perseguir sus intereses de acuerdo con sus valores. Los hechos externos no son estímulos sino información.

La información no determina lo que una persona haga, solo le informa acerca de lo que está ocurriendo. Depende de la persona decidir de qué manera responder a esa información de acuerdo con sus objetivos y valores.

Esta conciencia y capacidad de elección es la esencia de la responsabilidad, la dignidad y la libertad.

La conciencia del ser humano le da la capacidad para darse cuenta de su situación externa (hechos, datos, recursos, alternativas, restricciones, resultados históricos, etc.) e interna (sensaciones, impulsos, emociones, pensamientos, habilidades, etc.).

En el proceso de darse cuenta, uno considera su situación con respecto a sus objetivos y valores. A partir de esto, elige una respuesta y se comporta de acuerdo con su elección. Decimos que el comportamiento es incondicionado, ya que no depende más que de la voluntad de la persona. Por el contrario, el resultado es condicionado, ya que depende parcialmente de factores ajenos a la voluntad de la persona.

Cuando el comportamiento se ajusta a los valores, decimos que la persona alcanza un éxito trascendente: el éxito más allá del éxito. Este éxito genera una paz interior y una felicidad que llamamos “incondicionales”. Aunque el resultado no sea lo que uno quería, siempre es posible experimentar la serenidad profunda de saber que uno ha hecho lo mejor que pudo para enfrentar la situación con dignidad.

La dignidad humana no depende de la efectividad, sino de la coherencia ente el comportamiento y los valores

La persona siempre es libre de elegir su respuesta, pero a veces elige ser inconsciente de esa libertad y actuar como si no fuera libre. Ese es el caso de la víctima. En su manera de pensar, la víctima se ve determinada por los acontecimientos externos. Lo que la víctima no ve es que es su propia perspectiva la que la condiciona, no los hechos del mundo.

Desde la responsabilidad yo elijo hacer algo, desde la reacción yo tengo que hacer algo.

El protagonista tiene la posibilidad de conseguir la paz interior (integridad).

Aunque no siempre se obtenga el resultado deseado, siempre es posible comportarse en forma honorable.

La responsabilidad es una manera de ser en el mundo. Declararme responsable ante (y no por) una situación, me abre un campo de acción que no estaría disponible para mi sí simplemente elijo ser un observador crítico o una víctima de esa situación.

De esta forma podemos observar la relación que existe entre responsabilidad y poder, responsabilidad como habilidad para generar respuestas y poder como capacidad de acción. En la medida que yo sea más hábil para generar respuestas, mi capacidad de acción aumentará.

Pero hasta que una persona no pueda decir profunda y honestamente, ‘Soy lo que soy por mis elecciones de ayer’, tampoco podrá decir ‘Elijo otra cosa’ “.


EJERCICIO

Responsabilidad vs. Reactividad.

Cuando los hechos disparan en uno fuertes reacciones emocionales. Las reacciones y pensamientos a veces nos resulta imposible impedir que aparezcan y difícil contenerlos una vez que aparecieron.

El comportamiento reactivo nunca resulta satisfactorio en el largo plazo. Las pasiones inconscientes rara vez son coherentes con los objetivos y valores conscientes. Por eso, antes de obrar, vale la pena hacer una pausa y considerar la situación en forma responsable.

Una manera de lograrlo es tomar una respiración profunda (en silencio) para reconectar la conciencia.

En la inspiración presto atención al aire que entra por la nariz y llena mis pulmones, presto atención a mis piernas y siento el apoyo de la tierra; presto atención a mis brazos y siento la libertad del aire. Esta inspiración me trae completamente al aquí-ahora, me ayuda a hacerme presente con toda mi conciencia. En la expiración presto atención a mis objetivos y valores; recuerdo mis intereses y principios de vida; reafirmo el compromiso de manifestar, en todo momento y frente a todo desafío, lo mejor de mí. Esta expiración me proyecta al futuro, afianzándome en mi conciencia.

Hay millones de seres en el mundo, sin embargo, lo que cada uno hace determina una diferencia y establece un ejemplo. El mensaje es que nunca deberíamos vernos como víctimas de diversas fuerzas. Quienes somos, es siempre nuestra decisión.