sábado, 25 de febrero de 2012

SER EL DUEÑO DE TU PROPIO PODER

Por Martin Brofman,Ph,D.

Ser dueño de tu propio poder, tu poder de ser auténtico, de ser quien realmente eres, trata de hecho, de apropiarte de tu libertad. De muchas maneras, has cedido tu poder y/o libertad por tu forma de hablar, de pensar y ser.

Por ejemplo, cuando dices o piensas algo como, “Esa persona me hace enfadar”, has cedido tu poder /libertad de decidir si estar o no enfadado, a esa persona. Has dicho que no tienes poder, y que esa persona tiene el poder de decidir cuándo te enfadarás. Puedes elegir no hacerlo nunca más.

Sería más adecuado decir algo cómo, “Me enfado cuando esa persona hace eso”. De esa forma, llegas a comprender que eres tú el que te ha hecho enfadar, y también que puedes decidir sentirte enfadado, o sentir algo distinto.

Nadie más que tú “hace” que te sientas enfadado, o triste, o deprimido, o feliz, o sexy, o aburrido, etc. A partir de ahora estás en el proceso de decidir por ti mismo sobre tu vida, tus opciones, tus acciones, tus sentimientos, y lo que ves, ¿porqué no adueñarte del poder de tomar decisiones a todos los niveles?

Presta atención a las palabras que utilizas, porque ellas forman las bases de tus formas de pensamiento. Escucha tus palabras, y date cuenta si ellas reflejan o no tu libertad de decidir por ti mismo, qué sientes o qué haces.

¿Dices, “Déjame hacer esto”, pidiendo permiso o expresas tus deseos diciendo, “me gustaría hacer esto”, o incluso “ Voy a hacer esto?”. ¿Dices, “Esa persona me manipula” o “ Me permito a mí mismo ser manipulado”?. Cualquier cosa que hayas estado haciendo que no haya funcionado para ti, puedes elegir no hacerla nunca más.

¿Te has reprimido de expresar lo que realmente querías por lo que pensabas que alguien pudiese pensar?. Entonces, has cedido el control de tu poder de palabra a esa persona.

Eres libre, lo sabes. ¿ Estás deseando ser dueño de tu libertad?

¿Te has reprimido de mirar algo o a alguien por lo que otra persona pudiese pensar?. Entonces, le has cedido tu libertad de elección de ver lo que quieres, a esa persona.

¿Te has reprimido de hacer lo que querías por lo que otra persona pudiese pensar? Has cedido tu libertad de acción. Te has reprimido de hablar, de actuar, de ver lo que era autentico para ti. La visión clara se relaciona con permitirte ser auténtico, y confiar en ello – de hecho, insistir en ello.

Al ser dueño de tu libertad, también debes desear reconocer la libertad de los demás. Nadie te da tu libertad – ya es tuya. Sólo depende de ti ser libre. De la misma forma, tú no das a los demás su libertad. Tu sólo puedes reconocer que ellos la tienen.

Cuando haces algo, los demás son libres de sentirse cómo ellos elijan acerca de lo que tú haces. Para ti, sin embargo, solamente estás siendo auténtico, y actuando con amor y libertad según tus motivaciones. Si eres malinterpretado, puedes elegir aclarar el malentendido a través de la comunicación. No es necesario que cambies tu forma de Ser por la forma en que los demás se sienten. Si eliges cambiar, debe ser porque tiene sentido para ti hacer las cosas de distinta forma.

De la misma manera, si otra persona hace algo por lo que tú eliges no sentirte bien, esa es tu opción. Esa persona, también, es libre. Si él no sentirse bien es el resultado de un malentendido, puede aclararse a través de la comunicación. No supongas nada. Pregunta, y entonces lo sabrás.