jueves, 19 de agosto de 2010

carta a mi padre

Padre:


Te escribo, aun sabiendo lo improbable que me contestes. Tengo un gran vacío, y preciso tus palabras. Dicen que veinte años no son nada, yo tengo los veinte, pero aparento diez mas.

No se adonde debería enviarte esta carta, ¿tendrá código postal el cielo?, estas arriba o abajo, aunque el arriba y el abajo, son tan relativos como pensar que voy a ser feliz.

Padre, no me reconozco. Aunque no me arrepiento de mi actual posición, no me reflejo en el espejo. Por la noche, al cerrar los ojos, me descubro aun niño, y temo despertar, porque se que me debo enfrentar al Luis adulto, el que afronta todos los problemas en busca de experiencia, el que se sabe mayor, y el que la gente respeta y quiere. Pero desearía despertar y tener aquellos diez años que tenia cuando aun estabas, despertar y saber que aun eres mi guía, que aun puedo abrazarte.

¿qué debo hacer?, estoy cansado de ser mayo, pero es un camino sin retorno, ¿no? ¿Adónde me guían las estrellas?, Busco mi infancia, pero solo recojo vagos recuerdos, y ahora estoy mas lejos de la familia que antes. Seria el momento propicio para encontrarte, ¿no crees?, tomarte la mano, y ocupar mi tiempo en recobrar los años perdidos, nueve, parecen tanto menos!

¿Adónde estas? ¿Qué debo hacer para encontrarte?, camino y camino, te busco en otros rostros, en el silencio, en el amargo delirio de tu ausencia, en la soledad, y hasta en el espejo, ese enemigo mortal de mi infancia.

Que no daría por crucificarme contigo. Los días son meses y me vuelvo viejo. El tiempo se burla y me envejece. Y vos no estas acá para ayudarme! Eres el trozo de familia que falta, el hueco en mi alma, el te extraño, silencio y lagrimas... Basta!, quiero reír como un niño, llorar como un niño, querer, amar como un niño, no perder la inocencia, ni el sentido de la verdad, no quiero dejar de creer en la felicidad. Pero me faltas y me sobran, y ya no encuentro los signos vitales del niño que solía ser, como cuando a vos no te encontraban los tuyos, y te busco igual que la primer mañana que desperté y no estabas.

En tu ausencia me hundo, porque al perderte aun tenia ese niño lleno de recuerdos, de tus consejos, pero ahora también lo pierdo a el, y me niego a perderte por completo!

Creo que llego el momento adelantar mis pasos en solitario.

Solo queda despedirme, no sin antes aclararme que el arriba, el abajo, y el saber que voy a ser feliz, son tan relativos como que ahora vos estas leyendo esta carta, y nunca dejaste de guiarme.





Te quiero





Luis