viernes, 13 de marzo de 2015

A mil canciones de ti



Y aquí estoy, a mil canciones de ti,

pero sigo bailando.


Escandar Algeet


Sé que últimamente no hablamos demasiado, que se nos han roto las ganas y que poco a poco nos hemos convertido en eso que llamamos ausencia. Sé también que no es que no me mires como antes, es que a ratos ni me miras, aunque me mires. Pero ya sabes que siempre he sido muy terca, que me llevo mal con los ‘qué hubiera pasado’ y que me pesan demasiado nuestros meses a las espaldas.


Y sé también que todavía no hemos decidido nada, que duermes en la parte de la cama donde se esconde un ‘y si’ y que si las cosas se rompen, por lo menos que nos quede pegamento de reserva. Ya te dije yo al principio que sería bueno esconderlo en la mesilla, que nunca se sabe detrás de qué se esconde una despedida.


―Tú y tú formas de explicar las cosas. (Y sonreíste, como hacías siempre. De eso no te faltaba.)


Así que hace tiempo que no lo hacemos (cenar con música entre risas, digo) y esta noche la luna está bonita y el cielo parece que quiere brindar segundas oportunidades. Además mi terraza te echa de menos y las copas de balón donde nos sorteábamos los Gyn-tonics están llenas de polvo porque ya a nadie le apetece llenarlas de historias.


Y por eso, te invito a cenar.


Empezaremos comiéndonos los silencios, aunque huelan a rancio y nos cueste un poco. Nos beberemos las excusas; por besarnos menos, por echarnos de más, por dejar de buscar motivos para encontrarnos entre garitos de sábado. Pondré sobre la mesa verdades con buena pinta, de las que sirven porque saben a futuro, y haremos macedonia con las dudas que se visten de condicionales. Las cortaremos a trocitos y las repartiremos. Ya sabes, un poquito de las tuyas, un poquito de las mías y otras tantas que tiene que ver con la tercera persona del plural y que tanto nos cuesta digerir a veces. También te serviré un tentempié de recuerdos bonitos, de los de antes, cuando no había un sí pero no rondando nuestro menú de todos los días. Y si nos quedan ganas y el estómago nos lo permite, te preparo el café de nuestras primeras citas y a la mañana siguiente nos despertamos con canciones y seguimos bailando.


Que si no quieres, no. Pero si quieres, yo te cocino los días y le añado a tus postres algo de chocolate con sabor a 30 años más juntos. Que sé que te gusta, y sé que te falta. Y sé que me faltas y que ya sabes cuánto me gustas.