jueves, 1 de julio de 2021

Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,

Y uno aprende
que el amor
no significa acostarse
y una compañia 
no significa seguridad

Y uno empieza a aprender…
Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos

Y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes…
y los futuros tienen una forma 
de caerse en la mitad.

Y despues de un tiempo uno aprende 
que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.

Asi que uno planta su propio jardin
y decora su propia alma,
en lugar de esperar
a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende 
que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende…
y con cada dia uno aprende.

Veronica A. Shoffstall "After a While"

lunes, 21 de junio de 2021

supongo

Supongo. En realidad lo supongo todo. Porque saber, lo que es saber, cada vez sé menos, ojo que no es falsa modestia, es más bien soberbia ilustrada y lo que es peor, encima me creo que voy aprendiendo, con lo que al final acabo confundiendo experiencia con sabiduría y la verdad es que así me va.
 
Supongo. Supongo que hago lo que me gusta, porque si no, estaría haciendo otra cosa. Aunque a veces me encuentre a mí mismo tragando sapos de tamaño copa balón. Aunque en ocasiones reniegue y mordisquee la mano que mece mi cuna y me da de comer. Aunque siempre me olvide del lujo que hoy supone tener trabajo y encima cobrar por él.
 
Supongo. Supongo que he cumplido cada vez más años y menos promesas.
 Supongo que se me va la vida en ratos idiotas y me muero esperando vivir, como todos, cosas que nunca importarán demasiado, y también supongo que si hoy fuese mi último día, en realidad me pasaría la jornada dando caza y
 asesinando a sangre fría a todos aquellos que alguna vez me han preguntado qué haría yo si fuese el último día de mi existencia.

 Supongo. Y por suponer, oye que no quede. Supongo que la gente que me quiere lo hace sin interés de ningún tipo. Supongo que no esperan nada a cambio. Y supongo también que me quieren por lo que soy y no por lo que
 vaya o no vaya a tener. Porque si no lo pensase así, supongo que yo tampoco les podría querer de vuelta. Supongo también que ellos han visto algo en mí digno de su cariño, de su tiempo y atención. Pero tampoco intento
 preguntárselo demasiado no vaya a ser que empiecen a verme como realmente soy y se den cuenta del percal.

 Supongo que ser consciente todo el tiempo es un coñazo. Que tanta intensidad al final satura, y que hay que tirarse un pedo de vez en cuando
 para recordarse que por muy bien que nos cuidemos por dentro, eso también existe. eso también está.

 Supongo siempre un futuro mejor. Y supongo que por eso decidí en su momento ser padre. Quiero suponer y supongo que él ha venido a
 incrementar la felicidad media de los que ya estábamos desengañados de tanto engañar y casi hasta enfilando la puerta de atrás. Y de momento, así ha sido. Te lo puedo asegurar. Aquí ya no supongo, esto sí lo sé. También sé que ella me ha enseñado más cosas en cuatro años de las que yo seré capaz de enseñarle jamás. Eso es cierto. Es dato. Es verdad.

 Supongo que estoy obligado a querer a todos los que lleven mi misma sangre.Y que si eso no me ocurre en cada uno de los casos, seré un desalmado, un desarraigado, un pobre infeliz. Y sin embargo me siento bien queriendo sólo a
 aquellos con los que deseo estar. Debo de ser un psicópata en potencia. Es posible. Pero a veces me siento en familia incluso con gente que me acaban de presentar.
 
Hablando del tema. Imagino que en cualquier parte hay gente buena y buena gente. Y que no necesariamente coinciden siempre en la misma persona. Ni en el mismo círculo. Ni en la misma clase social. Y supongo que el reto está en saberlos diferenciar antes de que ellos te quieran amar, odiar o ignorar.

 Y por ir acabando, supongo que todo esto que te cuento te interesa, aunque sea un poco. Porque si no, no lo habría escrito, no lo habría enviado para ser publicado y no habría intentado secuestrar tu atención pidiendo además como único rescate unos gramos de tu aprobación. Supongo que es una forma como otra cualquiera de decirte que me importas más de lo que jamás seré capaz
 de aceptar. Pero todo eso que conste que sólo lo supongo.

 Ahora ya podemos seguir, que hay que disimular.

Risto Mejide

lunes, 22 de octubre de 2018



Me gusta desarrollar mi conciencia, para comprender porque estoy vivo, que es mi cuerpo y que debo hacer para cooperar con los designios del universo.

No me gusta la gente que acumula datos, inútiles, y se crea conductas postizas, plagiadas de personalidades importantes.

Me gusta respetar a los otros, no por las desviaciones narcisistas de su personalidad, sino por su desarrollo interno.

No me gusta la gente cuya mente no sabe descansar en silencio, cuyo corazón critica a los otros sin cesar, cuyo sexo, vil insatisfecho, cuyo cuerpo se intoxica sin saber agradecer estar vivo. Cada segundo de vida es un regalo sublime.

Me gusta envejecer porque el tiempo disuelve lo superfluo y conserva lo esencial.

No me gusta la gente, que por amarras infantiles a mentiras, las convierte en supersticiones.

No me gusta que haya un papa que predica sin compartir su alma con una papisa.

No me gusta que la religión esté en manos de hombres que desprecian a las mujeres.

Me gusta colaborar, y no competir.

Me gusta descubrir en cada ser esa joya eterna que podríamos llamar Dios interior.

No me gusta el arte que diviniza el ombligo de quien lo practica. Me gusta el arte que sirve para sanar.

No me gustan los tontos graves.

Me gusta todo aquello que provoca la risa.

Me gusta enfrentar, voluntariamente, mi sufrimiento con el objeto de expandir mi conciencia.



Alejandro Jodorowsky

sábado, 29 de septiembre de 2018



Oferta de renovación

Fue el desamor quien se llevó los muebles, quien llenó el descansillo de mi vida de cajas de cartón desengañadas, de ascensores que crujían como las despedidas. Fue el desamor, fue su culpa. También él tuvo la culpa de que pasara seis meses empotrado en un piso temporal pensando qué falló en nuestra estructura. Gracias a eso, fui comprendiendo que a veces encalla en las miradas el destino y se nos borra la sonrisa porque no queremos renovarla, queremos ser los de siempre, sentir lo de siempre, seguir como antes, sin darnos cuenta de eso que decía el dicho, que no estamos distantes… estamos distintos. Ya no podemos alcanzar a aquellos que fuimos hace tanto ni falta que hace. Ahora podemos ser otros, más grandes, pero nos empeñamos en seguir siendo pequeños, chicos cegados por una pasión de anteayer, desorientados por los latidos del pasado. Eso me enseñó el desamor, que somos ingratos con el futuro, que ese desamor solo viene cuando nos empeñamos en no cambiar, cuando no aceptamos al destino las nuevas condiciones de su oferta renovación.


MARWAN
Me había contado tantas veces la historia de mis infortunios que me costaba renunciar a ellas como justificante de mis dificultades.
La manera de cerrar la grieta no pasa, sin duda, por pedirle al otro la imposible tarea de que deje de ser quien es, sino por reconocer que cuando algo me molesta mucho en el otro, esto se relaciona con algún aspecto mío con el que tengo dificultad. Si alcanzamos a reconocer esto, nos daremos cuenta de que la pelea externa es una muestra de una pelea interna
Aprendí que la felicidad tiene mucho que ver con la aceptación y la infelicidad con la distancia entre las expectativas y el camino que toma la vida.
Aprendí que la vida nunca responde a todos nuestros deseos ni se ajusta a corresponderse con nuestros méritos.
Por eso es preciso aceptar que pasó lo que pasó y soltar lo viejo.
La felicidad tiene que ver con admitir sin excepciones que no podemos cambiar el pasado, aunque ciertamente podemos cambiar la forma en la que interpretamos eso que pasó.

domingo, 4 de febrero de 2018



…Loco viene de la palabra latina locus, sitio, lugar.

El Loco es el que “está en su sitio”…Los demás estamos en el sitio que nos mandan.

Porque si no obedecemos estaremos en nuestro lugar, o sea, estaremos locos…


Juan Trigo - El retorno de Vivianne


“El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando, en realidad, desea únicamente lo que se supone (socialmente) ha de desear. Saber lo que uno realmente quiere no es cosa tan fácil como algunos creen, sino que representa uno de los problemas más complejos que enfrentan al ser humano.”

Erich Fromm – El miedo a la libertad


“Conservar algo que me ayude a recordarte seria admitir que te puedo olvidar.”

Romeo y Julieta – William Shakespeare